miércoles, 25 de marzo de 2015

EL PESCADOR.

Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño cuando llegó un bote con un solo pescador.

Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó ¿cuánto tiempo le había tomado pescarlos?

El pescador respondió que sólo un de poco tiempo.

El americano luego le preguntó ¿porqué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado?

El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.

El americano luego preguntó ¿pero qué hace usted con el resto de su tiempo?

El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida "placentera y ocupada".

El americano replicó, "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes y eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros.

En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías, hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir tu propia procesadora.

Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución.

Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a La Capital, donde manejarías tu empresa en expansión".

El pescador preguntó, ¿Pero, cuánto tiempo tarda todo eso?

A lo cual respondió el americano, "entre 15 y 20 años".

"¿Y luego qué?"

El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte.

"Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones.

"Millones ... y ¿luego qué?"

Dijo el americano: "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra con tus amigos".

El pescador respondió: "¿Acaso eso no es lo que tengo ya?"

MORALEJA
Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos.
La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos y no sentirnos mal por aquello que no tenemos.
"Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas"
¡LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO!

"EL LOCO"

En un pueblo rodeado de cerros habitaba un loco, la gente del pueblo le llamaba así: "EL LOCO", ¿y porqué le llamaban así?, ¿Qué acaso hacía cosas disparatadas, cosas raras, cosas diferentes a lo que hacen la mayoría de las personas, al menos en ese pueblo?.
La gente al verlo pasar se reía y se burlaba de él, humildemente vestido, sin posesiones, sin una casa que se dijera de su propiedad, sin una esposa ni unos hijos; *un desdichado*, pensaba la gente, alguien que no beneficiaba a la sociedad, **un inútil** comentaban otros.
Más he aquí que este viejo ocupaba su vida sembrando árboles en todas partes donde pudiera, sembraba semillas de las cuales nunca vería ni las flores ni el fruto, y nadie le pagaba por ello y nadie se lo agradecía, nadie lo alentaba, por el contrario, era objeto de burla ante los demás.
Y así pasaba su vida, poniendo semillas, plantando arbolitos ante la burla de los demás. Y he aquí que ese ser era un gran Espíritu de Luz, que poniendo la muestra de como se deben hacer las cosas, sembrando, siempre sembrando sin esperar a ver el fruto, sin esperar a saborearlo.
Y sucedió que un día cabalgaba por esos rumbos el Sultán de aquellos lugares, rodeado de su escolta y observaba lo que sucedía verdaderamente en su reino, para no escucharlo a través de la boca de sus ministros.
Al pasar por aquel lugar y al encontrarse al Loco le preguntó: _ ¿Qué haces, buen hombre?
Y el viejo le respondió: _ Sembrando Señor, sembrando.
Nuevamente inquirió el Sultán: _ Pero, ¿cómo es que siembras?. estás viejo y cansado, y seguramente no verás siquiera el árbol cuando crezca. ¿Para qué siembras entonces?
A lo que el viejo contesto: _ Señor, otros sembraron y he comido, es tiempo de que yo siembre para que otros coman.
El Sultán quedo admirado de la sabiduría de aquel hombre al que llamaban LOCO, y nuevamente le preguntó:
_ Pero no verás los frutos, y aun sabiendo eso continuas sembrando... Por ello te regalaré una monedas de oro, por esa gran lección que me has dado.
El Sultán llamo a uno de sus guardias para que trajese una pequeña bolsa con monedas de oro u las entregó al sembrador.
El sembrador respondió : _Ves, Señor, como ya mi semilla ha dado fruto, aún no la acaba de sembrar y ya me está dando frutos, y aun más, si alguna persona se volviera loca como yo y se dedicara solamente a sembrar sin esperar los frutos sería el más maravilloso de todos los frutos que yo hubiera obtenido, porque siempre esperamos algo a cambio de lo que hacemos, porque siempre queremos que se nos devuelva igual que lo que hacemos. Esto, desde luego, sólo cuando consideramos que hacemos bien, y olvidándonos de lo malo que hacemos.
El Sultán le miró asombrado y le dijo : _ ¡Cuánta sabiduría y cuánto amor hay en ti!, ojalá hubiera más como tú en este mundo, con unos cuantos que hubiese, el mundo sería otro; más nuestros ojos tapados con unos velos propios de la humanidad, nos impiden ver la grandeza de seres como tu. Ahora me retiraré porque, si sigo conversando contigo, terminaré por darte todos mis tesoros, aunque sé que los emplearlas bien, tal vez mejor que yo. ¡Qué Alá te Bendiga!.
Y terminado esto, partió el Sultán junto con su séquito, y el Loco siguió sembrando y no se supo de su fin, no se supo si termino muerto y olvidado por ahí en algún cerro, pero él había cumplido su labor, realizó la misión, la misión de un Loco.

Reflexión:
Este cuento sirve para ilustrarnos lo que muchos seres hacen en este mundo, pero callados, sin esperar recompensa y he aquí que se requieren muchos locos en el mundo, seres que repartan la Luz, que den la enseñanza, que sean guías en este mundo tan hambriento de la enseñanza espiritual.


sábado, 7 de marzo de 2015

TIPO DE ÁRBOL PARAÍSO.

El Paraíso   (el de los famosos venenitos)

Altura: no supera los 10 metros.
Crecimiento: moderado a rápido.
Suelo: fértil, bien drenado y muy permeable.
Temperatura: resiste bien el frío.
Poda: al finalizar el invierno.
Propagación: semillas.
Usos: ornamental y forestal.
Floración: Primavera.
Origen: Asia.


El Paraíso es un árbol pequeño,caducifolio, muy difundido en toda América.
Su tronco es muy grueso y corchoso, con corteza que se agrieta con el paso de los años.
Sus hojas son compuestas, lanceoladas, de un verde muy oscuro, y con una sustancia cerosa sobre la base.
Las flores, son hermafroditas, fasciculadas, actinomorfas, y salen formando axilas en las hojas, de color amarillento, que aparecen en conjunto y desprenden un olor agradable.
Los expertos aconsejan no plantar estos árboles en pequeños jardines o espacios como plazas, porque sus raíces superficiales tienden a levantar baldozados.
Asimismo, hay que tratar de no colocarlo en lugares demasiado ventosos. Sus ramas pueden quebrarse con facilidad y además, el residuo de su floración, cuando es esparcido por el viento, suele resultar muy molesto para las personas con alergias respiratorias.


TIPO DE ÁRBOL PLÁTANO.

Plátano:

El plátano es uno de los árboles que con mayor frecuencia encontramos en nuestras ciudades. 
El nombre vulgar de plátano procede del nombre genérico «Platanus», que proviene del vocablo con que le denominaban los griegos y que a su vez tiene origen en «platys» (ancho), aludiendo a la amplitud de sus hojas. Su nombre vulgar produce cierta confusión, pues es el nombre idéntico con que se conoce en España al fruto que en todas las partes del mundo se denomina «banana».
El nombre específico «hybrida» hace referencia al cruce antes indicado de una especie euroasiática (Platanus orientalis) y una especie de América del Norte (Platanus occidentalis). En el año 1670, por no se sabe qué azares de la vida, coincidieron casualmente los dos plátanos, el oriental y el occidental, y de ahí surgió el híbrido fértil, denominándole entonces Platanus acerifolia, o sea «plátano de hojas de arce». Después los botánicos lo han bautizado con el nombre más correcto de Platanus x hybrida.
Es un árbol rústico, únicamente exigente en profundidad de suelo; por sus potentes raíces, sin embargo, es muy resistente al pisoteo de su entorno y a la contaminación, por lo que es un árbol eminentemente urbano; también resiste bien la poda, y se puede guiar en formas caprichosas (son muy características las formaciones de “techos” cons sus ramas). Muy apreciado en jardinería, sobre todo como árbol de alineación aunque también como árbol de adorno por su elegancia, y a la vez, corpulencia. Es longevo, puede vivir más de 500 años.

TIPO DE ÁRBOL TILO.

Tilo

El Tilo es un árbol que pertenece a la familia Tiliáceas, género Tilia, especie Moltkei.



Sus principales características son:

Características Altura: 15 metros a 20 metros. 

Diámetro: 10 metros a 20 metros. 

Crecimiento: lento. Suelo: muy bien drenado.

Temperatura: resiste muy bien el frío.

Trasplante: muy buena tolerancia. Usos: forestal y ornamental.

Origen: híbrido entre T. americana y T. peteiolaris.

Los tilos se caracterizan por ser caducos de gran porte y copa generalmente globosa. Las hojas, grandes y acorazonadas, son de color verde claro cuando brotan y, luego, verde oscuras.
En el otoño viran al amarillo antes de caer y dejar descubierta la silueta del árbol. Hacia fines de la primavera comienza la floración, que dura veinte días. Las pequeñas flores amarillo-verdosas son muy perfumadas, además de tener propiedades medicinales. Todas estas características convierten al tilo en una planta con valor forestal y ornamental.
Los tilos sufren el ataque de un hongo llamado “mal de la munición” que produce pequeños agujeros en las hojas. Ante los primeros síntomas debe ser tratado.